La biblioterapia y sus aplicaciones
escrito por Luis Aparicio Sanz |
clasificado en General,OER,Terapias
Siempre he considerado que los libros son una excelente
compañía, incluso aunque sean electrónicos (hay que adaptarse al desarrollo
tecnológico), nos ayudan en muchos ámbitos de nuestra vida, para adquirir conocimientos, para desarrollar
nuestra imaginación “viviendo” increíbles aventuras aunque sólo sea en nuestra
mente, para disfrutar de agradables momentos de ocio, etc., pero en esta
ocasión vamos a hablar de una utilidad de los libros que no suele ser tan
conocida.
A pesar de aparecer en bastantes manuales de psicología
clínica, en algunos citada de pasada junto con otras técnicas y terapias, en
otros dedicándole un epígrafe o incluso algún capítulo entero, mucha gente
ignora que la biblioterapia se puede utilizar en el tratamiento de algunos
trastornos psicológicos, también es bastante desconocida la manera en la que se
aplica y cómo puede ayudar no sólo a quienes tienen problemas, sino también a
cualquier persona que necesite cierta orientación psicológica para
desenvolverse mejor en alguna faceta de su vida (familiar, social, laboral,
etc.).
Revisando definiciones de biblioterapia, encontramos una
definición muy acertada realizada por Caballo y Buela-Casal (1991) explicando
que se trata del “empleo de materiales escritos (manuales de autoayuda) para
ayudar a los pacientes a modificar su conducta, sus pensamientos o sus
sentimientos”.
No obstante, como es evidente, no suele aplicarse a todos
los pacientes ni en todo tipo de trastornos o problemas (Feixas y Miró, 1993);
tampoco se refiere únicamente a la lectura de determinada bibliografía,
recomendada por el terapeuta sobre el tema problemático, sino que también
implica comentarios adicionales a dicha lectura debatiendo, los contenidos de
la lectura y sus interpretaciones, con el terapeuta (Cobos y Gavino, 2006;
Fortkamp, 2005; Gold, 2008; Cantero y Moruno, 2005).
Requisitos para utilizar con éxito la biblioterapia
La bibliografía:
La selección de la bibliografía debe ser un espejo donde el
individuo vea reflejado el problema existente y busque las soluciones al mismo,
aunque hay que tener en cuenta que un libro puede originar distintas reacciones
en función de las vivencias personales de quien lo lea y, en ocasiones, puede
resultar interesante la asociación de imágenes al texto, como en los cuentos
infantiles, por tener un mayor efecto terapéutico (Gold, 2008); ha de ser
completa pero breve, para asegurarse de que va a ser leída por el paciente,
debe ser sencilla de leer, no ha de ser excesivamente técnica, procurando que
sea clara y amena (Cobos y Gavino, 2006).
La bibliografía utilizada puede ser de dos tipos (Gold,
2008):
Especializada o específica del tema.
Ficción: cualquier tipo de género, relacionado o no con el
problema del paciente. Resulta mucho más sencillo llegar a identificarse e
implicarse con personajes ficticios puesto que, en los cuentos o en las
novelas, los conflictos son intensos y personales, pero se pueden ver con
cierta perspectiva ya que están distanciados en un tiempo y lugares remotos.
El paciente:
Debe saber leer y
además tener habilidades de lectura que sean adecuadas al nivel de lectura
necesario para abordar el manual recomendado y, por supuesto, leer lo señalado
por el terapeuta (Caballo y Buela-Casal, 1991; Cobos y Gavino, 2006).
Durante la lectura el individuo puede pasar por una serie de
fases como son (Gold, 2008):
Identificación con el personaje y los hechos de la trama.
Involucración emocional con liberación de emociones.
Auto-reconocimiento. Identificación de las posibles
soluciones a sus problemas.
Por último, y no por ello menos importante, ha de atender y
participar en el debate con el terapeuta (Cobos y Gavino, 2006).
El terapeuta:
Los clínicos deberían estar al día en cuanto a publicaciones
que pueden resultar adecuadas a pacientes con diferentes tipos de necesidades,
que puedan ser útiles y estar actualizadas (Brown, 2003); determinar las
necesidades particulares de la situación, establecer los objetivos de la
terapia, seleccionar los libros que reflejen la situación o sentimientos
experimentados por el paciente, realizar las selecciones adecuadas al nivel de
lectura, fomentar la lectura y la relectura, hablar sobre los sentimientos
expresados por los personajes adecuando el lenguaje durante el debate al nivel
cultural del cliente y evaluar la consecución de objetivos (Cobos y Gavino,
2006; McCloskey y Bulechek, 2005).
Aplicaciones
La biblioterapia se utiliza sola o como parte de un conjunto
de técnicas (Cobos y Gavino, 2006); puede realizarse de forma individualizada o
de forma grupal y es un método cada vez más utilizado en los tratamientos de
depresión, relaciones de pareja, autoestima, duelo, prevención y tratamiento del
“burnout” (Gold, 2008); como apoyo en el TDC (Trastorno Dismórfico Corporal)
(Rosen, 2002); algunas personas con conductas de riesgo o con TCA (Trastornos
de la Conducta Alimentaria) pueden tomar mayor conciencia de sus alteraciones
(Sevillano, 2001); los trastornos sexuales de la mujer (Hyde, 1995); se ha aplicado con éxito en
problemas en la relación sexual, control de la conducta disruptiva de los
hijos, enuresis y sobrepeso (Cobos y Gavino, 2006); en el caso de adultos con
TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), es recomendable
junto con la psicoeducación y el entrenamiento en habilidades específicas
(Frances y Ross, 2002); a quienes se les ha diagnosticado recientemente algún
trastorno y a sus familiares les puede resulta útil para comprender mejor la
naturaleza del trastorno (Brown, 2003); puede ayudar al paciente a adquirir
mayor conocimiento acerca de las AVD (Actividades de la Vida Diaria) y cómo
llevarlas a cabo, o para tomar conciencia de la importancia de realizar
determinadas actividades como hacer ejercicio de forma regular o adoptar otros
hábitos saludables (Cantero y Moruno, 2005).
Según Cobos y Gavino (2006), “se recurre a ella cuando uno
de los problemas del cliente es la falta de información y se considera que al
leer sobre el tema se le van a aclarar dudas y solucionará su problema, ya que
la persona no realiza la conducta adecuada, o la ejecuta mal, porque desconoce
la manera de llevarla a cabo adecuadamente”.
Algunos libros y sus posibles indicaciones
D.ª Elia Roca, en su página web recopila una lista de libros
de autoayuda recomendados para pacientes que lo necesiten, clasificándolos en
tres epígrafes: Autoestima, Habilidades sociales y Otros. Además su página web
también dispone de información y documentos muy interesantes tanto para los
profesionales como para los pacientes.
Un libro muy recomendable, que ya he citado en otras
ocasiones, es Cómo superar el descontrol emocional de D.ª Amelia Catalán.
Referencias bibliográficas:
Brown, T.E. (2003). Trastornos por déficit de atención y
comorbilidades en niños, adolescentes y adultos. Barcelona: Masson. Disponible
en internet (consultado el 30 de marzo de 2009).
Caballo, V.E. y Buela-Casal, G. (1991). Técnicas diversas en
terapia de conducta. En V.E. Caballo (Comp.), Manual de técnicas de terapia y
modificación de conducta (pp. 777-816). Madrid: Siglo XXI de España.
Cantero, P.A. y Moruno, P. (2005). Actividades de la vida
diaria en salud mental. En P. Moruno Miralles y D.M. Romero Ayuso, Actividades
de la vida diaria (pp. 219-260). Barcelona: Masson-Elsevier. Disponible en
internet (consultado el 30 de marzo de 2009).
Cobos, P. y Gavino, A. (2006). Técnicas basadas en la
información. En A. Gabino (Coord.), Guía de técnicas de terapia de conducta
(pp. 13-21). Madrid: Pirámide.
Feixas, G. y Miró, M.T. (1993). Aproximaciones a la
psicoterapia. Barcelona: Paidós.
Fortkamp, C. (2005). Biblioterapia: Atividades de leitura
desenvolvidas por acadêmicos do Curso de Biblioteconomia da Universidade
Federal de Santa Catarina. Biblios, 21-22, 13-25. Disponible en internet
(consultado el 3 de abril de 2009).
Frances, A. y Ross, R. (2002). DSM-IV-TR: Estudio de casos.
Guía clínica para el diagnóstico diferencial. Masson: Barcelona. Disponible en
internet (consultado el 30 de marzo de 2009).
Gold, J. (2008). Biblioterapia. En P. Aguirán Clemente et.
al., Guía de prevención de Burnout para profesionales de Cuidados Paliativos
(pp. 57-61). Madrid: Arán. Disponible en internet (consultado el 30 de marzo de
2009).
Hyde, J.S. (1995). Psicología de la mujer: La otra mitad de
la experiencia humana. Madrid: Morata. Disponible en internet (consultado el 30 de marzo de 2009).
McCloskey,
J. y Bulechek, G.M. (2005). Clasificación de intervenciones de
Enfermería (NIC). Madrid: Elsevier. Disponible en internet (consultado el 30 de
marzo de 2009).
Rosen, J.C. (2002). Tratamiento cognitivo-conductual para el
Trastorno Dismórfico Corporal. En V.E. Caballo (Ed.), Manual para el
tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 1):
Trastornos por ansiedad, sexuales, afectivos y psicóticos (pp. 407-440).
Madrid: Siglo XXI. Disponible en internet (consultado el 30 de marzo de 2009).
Sevillano, J.P. (2001). Evaluación y motivación en los
trastornos de la conducta alimentaria. En E. García-Camba de la Muela, Avances
en Trastornos de la Conducta Alimentaria: Anorexia Nerviosa, Bulimia Nerviosa,
Obesidad (pp. 75-92). Barcelona: Elsevier-Masson. Disponible en internet
(consultado el 30 de marzo de 2009).
Fotografía: Flickr
No hay comentarios:
Publicar un comentario