El grupo de los trastornos de ansiedad es uno de los más
frecuentes dentro de los trastornos mentales. Las personas con trastorno de
ansiedad sufren un malestar considerable.
En este grupo de trastornos, la
ansiedad es el principal síntoma que el paciente experimenta.
La misma se
presenta muchas veces en las llamadas "crisis de angustia o ataques de
pánico".
En estas crisis aparece miedo o malestar muy intensos,
acompañado de sensaciones corporales que te perturban.
Entre las
sensaciones que aparecen -de forma brusca- en las crisis de angustia se
encuentran las siguientes:
Palpitaciones.
Sudoración.
Temblores.
Sensación de ahogo o "falta de aire".
Sensación de atragantamiento.
Opresión en el pecho.
Náuseas y molestias gástricas.
Mareos.
Sensación de pérdida de realidad (desrealización) o sentirse
separado de uno mismo
(despersonalización).
Miedo a perder el control o a volverse loco.
Miedo a morir.
Entumecimientos ("hormigueos").
Escalofríos o sofocaciones.
Las crisis de angustia se inician de forma brusca y duran
entre 5 y 20 minutos. Durante sus primeras crisis muchos pacientes tienen la
creencia de que tendrán un infarto o que están volviéndose locos.
Eventualmente puede que acudas a la guardia de un hospital, y se te realiza un electrocardiograma y
una exploración física general. El médico te informa que no
padeces ninguna enfermedad, te tranquilizas y vuelves a tu casas.
Lamentablemente, esta calma es solo temporaria, pues al cabo
de unos días sufrirás de nuevo de otra crisis de pánico. Esta vez, el médico
considera que el problema es de carácter psicológico, indicando un ansiolítico
o derivándolos a un psicólogo o psiquiatra.
Una de las manifestaciones principales que aparecen durante
una crisis de angustia es la hiperventilación.
Muchas personas con trastornos
de ansiedad respiran de modo rápido y entrecortado, como si estuviesen muy
agitados; a pesar de ello, el resultado de la hiperventilación es la
disminución del oxígeno en el flujo sanguíneo, produciendo mareos y sensaciones
de desrealización.
En la últimas dos décadas se ha sistematizado el tratamiento
de los ataques de pánico.
Afortunadamente, se han aplicado tratamientos
psicológicos que permiten superar el sufrimiento.
En primer
lugar, el terapeuta realiza una evaluación cuidadosa del caso, identificando de
qué modo se presenta la ansiedad en el paciente y qué es lo que provoca y
mantiene a la misma.
Luego se explica al paciente en forma específica qué es la
ansiedad y las crisis de angustia que experimenta, al tiempo que se esboza un
plan de tratamiento.
Esta fase se denomina "Psicoeducación"; el
conocimiento del problema aumenta el compromiso del paciente en el tratamiento
y facilita la implementación de las técnicas.
El tratamiento cognitivo tiene como objetivo la modificación
de las creencias que el paciente posee sobre las sensaciones que aparecen en
las crisis de angustia. Los pacientes tienden a "catastrofizar" estas
sensaciones. El pensamiento "voy a morir de un infarto" puede ser
reemplazado por uno más realista: "sólo me siento un poco agitado, eso no
implica que vaya a morir". La modificación de los pensamientos
catastróficos conduce a un cambio emocional en el paciente.
El tratamiento
conductual de las crisis de angustia incluye tres aspectos:
-Entrenamiento en respiración abdominal cuya meta es eliminar
la hiperventilación.
-Exposición gradual a las sensaciones que el paciente teme
mediante ensayos conductuales e imaginarios.
-Entrenamiento en relajación muscular profunda.
Las técnicas mencionadas no se aplican únicamente en los
pacientes que padecen crisis de angustia. Por el contrario, en aquellos
trastornos donde la ansiedad es el síntoma principal, ellas pueden ser
implementadas con las modificaciones correspondientes a cada caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario